Esperanza que no perece II parte
- GrupodeGracia
- 12 sept 2020
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“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”. 1 Pedro 1:6-9 - RVR 1960
Continuando con la interpretación del texto antes señalado, quisiera cerrar con algunas ideas que presenta el apóstol Pedro para los cristianos expatriados y nuestras vidas actuales, proveyendo una esperanza necesaria en los tiempos complejos que nos toca vivenciar.
1. Esperanza en la realidad (Versículo 6-7)
Si bien es cierto, las ideas conceptuales de la fe pululan en nuestras mentes, la mayoría de las veces no se concretan en la vida. Por esto, Pedro se encarga de aterrizar las ideas para los peregrinos que crecen, aman y sirven día a día al Dios vivo. El apóstol abre aún más la idea de la fe y es sincero con sus lectores de la manera en que Dios lo hace con nosotros. El texto afirma: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero, se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 de Pedro 1:6-7 - RVR 1960). Cuando hablamos de concretizar nuestra fe, estos dos versículos se encargan de ello. Muestran claramente que la fe del creyente deberá ser probada. No obstante, esta prueba no tiene el sentido de hacer desvanecer la fe del creyente, recordemos el versículo anterior, el cual afirma
que Dios es quien guarda nuestra fe con su poder y tierno amor.
Por lo tanto, aquellos cristianos que se encontraban desolados en este periodo de la historia, recibieron las palabras de Pedro, como al Señor tratando con ellos, proveyendo alimento para no desfallecer en el camino, ya que es Dios mismo quien guarda poderosamente su fe. De esta forma, nuestros corazones a veces se centran en las circunstancias que ocurren en la vida, tales como preocupaciones, angustias y desesperanzas, distrayendo nuestras vidas del sentido eterno del evangelio, pero el sufrimiento, como dice C.S Lewis: "El sufrimiento es el megáfono de Dios", el cual nos ayuda a retomar el foco en aquel que ha hecho que nuestra fe no desmaye, cimentando nuestras convicciones en una esperanza no perecedera.
2. Esperanza que trae gozo (Versículo 8-9)
La última parte del texto expuesto toca cada fibra del corazón del creyente. El texto señala que los receptores de esta carta no habían conocido a Jesús en persona. Probablemente, la mayoría de estos cristianos habían recibido el mensaje del evangelio a través del trabajo misionero de Pablo y sus colaboradores. El texto afirma: "Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas" (1 de Pedro 1:8-9).
¿Qué clase de esperanza es esta que permite creer en alguien que no pueden ver?
Esta esperanza no es como lo que nosotros pensamos o incluso nuestra imaginación jamás podrá alcanzar el sentido real de la esperanza entregada por Dios. La pregunta Nº 7 del Catecismo menor de Westminster indica: ¿Qué son los decretos de Dios? R: "Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su gloria todo lo que sucede"[1]. Dios muestra su amor al permitir que las personas puedan creer y degustar de él. Dios conoce y orquesta para su gloria las dificultades de nuestras realidades y a pesar de ello, que es doloroso, nuestra fe se mantiene en pie. Querido lector, ¿hace cuánto tiempo meditó en el sacrificio de nuestro Señor? Al reflexionar en el evangelio nos acercarnos a los padecimientos de Jesús, comprendemos la sensación que trata de resaltar el apóstol Pedro de los cristianos del primer siglo. La fe es eso, es confiar, entregar y descansar en que, a pesar de que no pueden ver a Jesús, el evangelio aceptado por fe en Él trae consigo alegría y esperanza para hacer frente a la adversidad y el futuro.
Finalmente, todo lo mencionado nos invita a establecer como objetivo de nuestra vida depositar nuestra confianza en la obra de Dios. A Dios nada se le ha escapado de las manos. Todo está bajo su control. Si confiamos en el Señor, las Escrituras nos prometen la recompensa de nuestras almas, la cual no proviene de lo que podamos sostener, construir y producir, ya que esto ha sido, es y será por el cumplimiento de la promesa en Jesús, su muerte y su resurrección. El evangelio es la llama que enciende el corazón del creyente para glorificar y ser satisfechos en el gozo de Dios.
Referencias:
Catecismo Menor de Westminster, pregunta y respuesta Nº7.
Por Víctor J. Clavijos casado con Francisca, perteneciente a la iglesia presbiteriana Mar de Gracia
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