Una mirada al amor paternal de Dios para con sus hijos

Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.

Proverbios 23:26

Una mirada a la situación en Chile

La ausencia de un Padre es una realidad en muchos de los hogares chilenos, ésta es una situación que año tras año viene golpeando a nuestras puertas, siempre con un tono alertador y urgente. Los datos sobre el abandono que los hombres han hecho a sus hogares y, por ende, a sus hijos, es dolorosa. Para que podamos hacernos una idea más aterrizada hay un estudio de la Universidad de Playa Ancha sobre esta problemática que afecta a nuestras familias, dicha Institución dice lo siguiente:

“En su mayoría, las mujeres que se han separado de su pareja fijaron una pensión de alimentos (60,92%). En relación con las pensiones de alimentos, en un 47,6% de los casos los padres no cumplieron con el pago de esta obligación, lo que puede dificultar la situación de las madres por no contar con ese dinero y tener que hacerse cargo solas de los gastos de su hogar. La mayor parte de los gastos financiados por la pensión de alimentos son: alimentación (40,8%), educación (31,28%) y gastos básicos (19,04%).”[i]

Con estos porcentajes en mente también podemos decir que la paternidad se ha tornado en algo netamente económico, este rol se ha minimizado con una lectura de nuestras instituciones como algo simplemente monetario. El cumplimiento de esto es visto como sinónimo de responsabilidad; sin embargo, los niños(as) no solamente necesitan de alguien que les dé dinero y sea solamente su proveedor, también necesitan de un Padre que los guíe, los cuide, los enseñe, los sane, los ame, los reprenda, los acompañe, los afirme, etc.

Esta figura de padre ausente en la vida del niño(a) juega un rol determinante para su crecimiento. Esto influye en sus miedos, sus inseguridades, sus frustraciones, etc. Podríamos seguir mencionando los frutos de este abandono, pero uno de los más importantes es que ésta figura nos muestra que ha sido distorsionada, es el lente con cual definirá lo que es la paternidad y en la mayoría de los casos será imitador de la figura paterna con que creció. Esta es una realidad rota y dolorosa, es la muestra de un mundo caído y una humanidad alejada de Dios.

Dios no es un Padre ausente, Él está presente y cercano

Aunque el ser humano con sus obras de desobediencia se aleje de Dios, Él de manera voluntaria decide acercarse a los hombres con un amor que ha sido originado en la eternidad, y de manera tierna quiere restaurar nuestra realidad, Él quiere reconstruir nuestra forma de ver su mundo y a partir de eso transformar nuestras vidas.

La manera en que lo hace es totalmente sorprendente. no lo hace desde la distancia, simplemente exigiendo que lo amemos (aunque Él debe ser amado). Lo sorprendente del Dios trino es que no hay nada que le impida acercarse a nosotros, ni el pecado, ni la desobediencia es suficiente para desalentar este deseo que Dios tiene para la humanidad.

Aquellos que no creen en la trinidad ven al dios relojero, aquel que creó, dejó funcionando y ahora ve desde lejos su obra, lejano e indiferente; sin embargo, el Dios trino es totalmente distinto, Él se revela como el Padre, amándonos en la eternidad, sacrificándose al enviar a su hijo eterno. También es el Hijo, Jesucristo, Dios hecho carne, lo infinito y eterno volviéndose finito para traernos su amor infinito y compartir con nosotros el amor eterno con el que Padre lo ha amado eternamente a Él. Y finalmente el Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad quien cumple el papel dentro de la economía divina, en guiar dulcemente esta obra de amor impulsada por el Padre y ejecutada en el hijo.

Por lo tanto, no hay ningún impedimento para Dios de acercarse a nosotros y hacernos sus hijos, Él actúa en nuestras vidas de manera amorosa y dulce, nos muestra su amor y nosotros al entender este acto por medio de la obra del Espíritu Santo, somos irresistiblemente seducidos a amarlo. Es así como Dios conquista nuestros corazones.

Dios conquista el corazón de sus hijos

Salomón escribe a su hijo: “Hijo mío dame tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” [ii] Un corazón arrepentido es un corazón que ha sido dado al Padre, es un corazón que ha sido seducido al amor de Dios. En la biblia el corazón del ser humano es el centro de sus afectos, es de allí dónde brotan los manantiales de la vida (Proverbios 4:23 LBLA) y la entrega de este corazón implica algo muy claro: IMITACIÓN. Para imitar es necesario observar, y los niños son expertos en esto, ningún niño aprendió a hablar sino fue imitando a sus padres. La observación implica quedarse admirado, atento a lo que el Padre hace y dice, y por lo tanto la súplica de este Padre a su hijo es: Deléitate en mis caminos, disfruta la forma en cómo te guío, disfruta la forma en cómo te cuido.

Es absolutamente hermoso la forma en que este Padre le enseña a su hijo. Observa bien que no es solamente dando directrices, es conquistando sus afectos más profundos y provocando en su hijo un deleite de lo que aprende de Él. Por lo tanto, Dios está profundamente interesado en que sus hijos lo imiten y se deleiten en Él. Pues, como decía Agustín de Hipona: ¿Y quién soy yo para ti, pues me mandas que te ame; y si ni lo hago te irritas contra mí y me amenazas con grandes miserias? ¡Pero, qué! ¿No es ya muchísima miseria simplemente el no amarte?[iii]

No desperdicies tu vida observando tu miseria. Obsérvalo a Él, imítalo a Él, ámalo a Él y ten algo por cierto: Jesús sufrió el abandono de su Padre para que tú experimentes sin ningún obstáculo el deleite de vivir para Él. Estoy seguro que este Padre amoroso y cercano cuidará de tu corazón. Él lo sanará y lo transformará.

Notas:

[i] Estudio revela que un 73% de las mujeres en Chile se hace cargo de su familia, investigación realizada por Grupo Defensa y las facultades de Ingeniería y Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha (UPLA).

[ii] Proverbios 23:26.

[iii] Confesiones libro 1 cap v.

---

Alvaro Alexander Vargas Romero, perteneciente a la Iglesia Presbiteriana de Chile, Mar de Gracia. Casado con Jael.